No peirao

Carlos Sobrino Buhigas (1885-Vigo, 1978), está representado en los fondos parlamentarios por No peirao, obra de 1940 firmada y datada en la parte inferior izquierda, un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones en el que las figuras se acercan entre si formando grupos, enmarcadas en un paisaje siempre convencional, que en otras de sus obras será un fondo arquitectónico, con el urbanismo típico de las villas marineras. Desde un preciso dibujo y formas sólidas, se detiene en las faenas del puerto marinero de la ría, con la llegada del pescado y su venta, siendo aquí el transporte de las redes, que descargan de un carro de bueyes amarillos, a las lanchas y barcos responsabilidad de los hombres. La sensación de dinamismo la completan las nubes de gaviotas volando sobre la ría. Coloca Sobrino un grupo de mujeres rederas de diferentes edades a la izquierda, en primer término, siendo la más vieja de ellas la que está cosiendo. El artista firma y data la obra sobre la red. Y con sabeduría compositiva crea ritmos curvos con las redes y algunas de las figuras, que refuerza con acentos cromáticos, del paño amarillo de la redera del puerto a la niña de la falda amarilla, hasta el marinero con el chuvasquero del mismo color. E introduce gestos, como el de la mujer que ayuda y que mira hacia nosotros, y por detrás de ella vienen otras mujeres con la *patela en la cabeza. En resumen, un plasmar figuras emblemáticas del trabajo, que en otros cuadros es la figura que lleva la tina con agua encima de la cabeza. Y todo esto con ricos colores en la vestimenta. Con anterioridad, el artista había hecho con la misma temática el tríptico Gentes del mar, que contrapuso a Gentes del campo, alrededor de 1931, exaltaciones de la vida popular.

Sobrino Buhigas obtuvo en su trayectoria diversos premios, como la medalla de oro en la Exposición Regional de Santiago en 1909, tras conseguir superar las dificultades que le había puesto su familia, dado que se oponía a su ingreso en la Academia de San Fernando en Madrid para estudiar Comercio. Sin embargo, acabará entrando en la profesión tras aprobar la oposición a cátedras de dibujo y composición. En 1915 consigue la tercera medalla en la exposición nacional de Bellas Artes, y la 2ª en la Exposición Universal de Panamá por un paisaje de una calle de una ciudad gallega. De una Corredoira es su otra obra en el Parlamento, óleo sobre lienzo firmada en la parte inferior derecha, fragmento de una calle del rural de tema opuesto a la otra descrita y analizada, pues en esta el ojo del artista se centra en los contrastes de la penumbra bajo la parra y la casa que protegen a vecinos y caminantes del fuerte sol que ilumina el fondo del camino y la casa del otro lado del sendero. Lo hace con unas grandes pinceladas de progenie impresionista que nos dan una visión de una Arcadia próxima a nosotros. El longevo artista, amigo del gran Castelao con el que hizo una exposición conjunta en Pontevedra en 1917, en el estudio fotográfico de Sáez-Mon, impartirá docencia en Vigo en la Escuela de Artes y Oficios, y hace ilustraciones para revistas y diarios, tiradas de sus apuntes tomados en sus viajes documentales por Galicia; pero es en la acuarela, a la que dedica sus últimos años, donde podemos seguir su trayectoria hasta el final.